intervención del senador del PDA en EL debate sobre regalías

    Solo parte de la plata va hoy a las entidades productoras 
05/10/2010
También es falso insinuar, porque aquí hay cosas que se dicen y otras que solo se insinúan en forma habilidosa, que hoy por hoy toda la plata es de regalías directas y les llega tan solo a los departamentos productores de hidrocarburos o de minería. No es cierto. El Fondo Nacional de Regalías, es decir, las regalías indirectas, un concepto todavía más amplio que incluye lo relacionado con puertos y con zonas especiales, concentra el 40% del total. Y el 60% restante serían las regalías directas de los departamentos y municipios productores. Luego, en el mejor de los casos, suponiendo que absolutamente toda la plata que hoy les llega a los departamentos productores se les expropiara y se le repartiera al resto de la nación, como en el famoso cuento de la mermelada en la tostada, lo que les toca equivaldría a un aumento del 60% del total de las regalías y no del ciento por ciento, como lo están dando a entender. Las regalías directas, repito, son las de los municipios y departamentos productores, y las indirectas, el 40%, es la plata del Fondo Nacional de Regalías que hoy maneja el gobierno nacional y no los municipios ni los departamentos productores. 
Constituye también una manipulación, a mi juicio infame y quiero rechazarla de manera enfática expresando la indignación de estos compatriotas que, esta tarde, protestaron en las barras y que en mala hora fueron desalojados del Senado de la República. Y de paso pregunto: ¿de dónde salió el cuento de que un ciudadano no puede dar un grito ni aplaudir, de dónde tanto aspaviento cuando aquí vemos a los ministros y a los viceministros haciendo y deshaciendo y, digamos, atentando de tantas manera contra la dignidad del establecimiento? Lo que esos compatriotas en buena parte expresan es su indignación por la manera como se ha simplificado este debate, con el cuento de que es un pleito entre los honrados y los eficientes: quienes están de acuerdo con el proyecto, todos ellos de cuello blanco, pulquérrimos e impecables, contra un poco de pillos de los departamentos y los municipios y que en el mejor de los casos, si no son pillos, son ineficientes. Es una idea que rechazo, primero, porque no es cierta, segundo, porque evade el debate y tercero, porque en Colombia donde más plata roban es donde más plata hay, o sea, en torno al Presupuesto Nacional. Digámonos la verdad. El zar anticorrupción encontró que en Colombia se pierden 4 billones de pesos al año en la contratación pública nacional, casi la misma plata que el total de las regalías. Y en la ineficiencia demos un solo ejemplo, aunque podría dar muchos: del Fondo Nacional de Regalías: a 31 de diciembre del año pasado, se quedaron guardados 4 billones de pesos, que Planeación Nacional, es decir, el gobierno nacional, los supuestos campeones de la eficiencia, no fueron capaces de gastarse por una u otra razón, mientras inculpaban por ineficientes a la gente de los municipios y los departamentos. 
Mientras haya libre comercio, no habrá revolución científico-técnica 
Se ha sugerido también que va a haber una revolución científico-técnica en Colombia porque van a pasar unos pesos de las regalías a ciencia y tecnología. Hasta donde estoy viendo, van a terminar dilapidándose en cuanta ocurrencia aparezca en nombre de la ciencia y la tecnología, porque con un poquito de olfato se siente cómo se están moviendo las cosas. Yo, por razones obvias de mi vida académica soy amigo de la ciencia y la tecnología, pero debo hacer dos advertencias. La primera, ya hoy en día hay aprobada una plata grande del Fondo Nacional de Regalías para ciencia y tecnología, plata que si no se ha gastado como se debería es porque ni Colciencias ni las demás entidades son capaces de ejecutar esos gastos. Luego tampoco se arguya aquí que el gasto en ciencia y tecnología con la plata de las regalías acaba de aparecer y es una genialidad del gobierno de Juan Manuel Santos. Y repito, la partida podría aumentarse sin necesidad de una reforma constitucional. Pero supongamos que la transfieren toda y que a Colciencias nunca le ha llegado un centavo. Aun así, no es serio, y les hago un llamado cordial a nuestros contradictores, sostener que en Colombia va a haber una revolución científico-técnica cuando lleguen esos dineros. Una revolución científico-técnica es una empresa bastante más compleja que la de disponer de unos pesos. Y no me opongo a que se aprueben, lo dejo muy en claro. Me la pasé casi 30 años de profesor Universidad Nacional de Colombia y he sufrido el problema, pero les digo con franqueza: el desarrollo científico y tecnológico de Colombia estará muerto, enterrado, sepultado, mientras esté de por medio el modelo económico neoliberal, el del libre comercio. No importa cuánta plata le tiren, no va a ser posible resolver el problema, para que vayamos poniendo las cosas con claridad. 
Y lo otro que no puedo dejar pasar es que si le untan por todas partes la mermelada al pan, se va a acabar la pobreza en Colombia. Lo insinúan también. ¡La revolución de las maravillas! Ahora sí en el Chocó no va a quedar un pobre ni para una foto, ni en el sur de Bolívar ni en ninguna parte. Cuentos, colombianos, paja, no es verdad. No importa cómo el gobierno reparta esos centavos, no va a resolver los problemas de la economía nacional, mucho más complejos que repartir cuatro pesos en un lado y cuatro pesos en el otro y que hacer uno u otro macroproyecto. Lo digo así con énfasis, porque siento un ambiente triunfalista que no puedo dejar pasar. Si algo tenemos que mostrar en los debates es objetividad. Es lícito afirmar que si se pasa una plata de un lado para otro algún efecto producirá, pero no me vengan a decir que la pobreza se va a acabar. Y tomé nota del reclamo formulado por un vocero de la Costa Atlántica cuando recuerda que el Fondo de Compensación, según el proyecto, va a durar apenas veinte años. Y me van a mí a meter el cuento de que los municipios más pobres de Colombia, esos del Chocó profundo, esos del Patía, van a salir de la miseria y van a equipararse al resto del país en los próximos veinte años. Muy sospechosas me parecen dos décadas, señor ministro de Hacienda, y quisiera que me explicara de qué manga saca usted esa cifra. Porque está cantado que ustedes van a liquidar ese fondo en el corto plazo y no encuentro una sustentación clara para dicha medida, si es que de verdad quieren tanto a los pobres. 

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